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"Parásitos, Mochila Rota y Veterinarios: El Primer Viaje Caótico de Mocca"

  • Foto del escritor: Rebecca Alonso Gracia
    Rebecca Alonso Gracia
  • 9 oct
  • 3 Min. de lectura

Pues sí, empezamos fuerte. Hay viajes que arrancan con champán, relajación y la promesa de días tranquilos... y luego está el nuestro. Un bautismo de fuego que casi nos hace jurar no salir de casa nunca más.


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La aventura comenzó antes de arrancar el coche: Mocca ya había sacado parásitos en sus caquitas. Así que, primera parada antes de la carretera: veterinario. ¿Debería habernos frenado? Probablemente. ¿Lo hizo? ¡Qué va!


Preparamos el coche como si Mocca fuera la reina de Inglaterra: transportín, camita, tropecientos juguetes y hasta un empapador, porque, recordemos, ¡tenía solo tres meses! Con todo listo, pusimos rumbo a Formigal, en el Pirineo Aragonés, que está a poquitas horas de Zaragoza. Pensábamos que iba a ser un viaje rápido y sin complicaciones, pero, como ya sabemos, la vida con Mocca nunca es tan sencilla…


Este viaje, a decir verdad, fue un poco de última hora por un tema de vacunas. A Mocca le faltaba la dosis final, así que técnicamente no podía pisar la calle. ¿La solución? Mantenerla aislada y meterla con nosotros en el coche como si fuera un animal en cuarentena.


Para cumplir con las reglas, compramos una mochila de porteo en Amazon que prometía ser nuestra salvación… y que no sobrevivió ni un día. No es broma, Mocca pesaba 3 kilos y la mochila se rompió como si estuviera hecha de papel. Lección: si vas a improvisar, invierte en algo de calidad.


Finalmente, elegimos Formigal para nuestra escapada. Alojamiento dog-friendly, sí, pero con un suplemento de 15€/noche por la enana. Para un viaje corto, fue un palo tremendo, pero qué le vamos a hacer… ¡Mocca es la reina de la casa!

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Recorrimos Sallent de Gállego y Lanuza, tomamos algo en las terrazas de los bares de

Sallent, donde hasta los camareros quisieron tocar a Moquita (todo tranquilo, porque acababa de terminar la temporada de esquí), pero al regresar al coche, ¡empezó el drama!


Resulta que yo, Rebecca, soy un poco hipocondríaca con la perra, y como tenía un poquitín de mocos, me entró el pánico. ¡A buscar un veterinario de urgencias en Jaca, a una hora de distancia! Y claro, no caímos en que… ¡Jaca estaba de fiestas! El pueblo a tope, todo el mundo en modo celebración y nosotros buscando una clínica.


Resultado: Mocca estaba bien, solo un pequeño chequeo y una inyección por si acaso. Paz mental adquirida… pero carísima.


Al día siguiente, decidimos hacer una caminata corta hasta el Ibón de Piedrafita. Llevábamos a Mocca en la mochila para que viera el paisaje (porque, admitámoslo, es una cotilla de primera y le encanta todo lo que se mueve). Pero el cielo, como siempre, tenía otros planes.


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Conforme íbamos subiendo, el tiempo decidió cambiar radicalmente: niebla espesa, viento y lluvia. Le pusimos un chubasquero a Mocca y la metí dentro del mío para mantenerla calentita… pero, sinceramente, fue un desastre. Nos imaginábamos lo peor: que se pusiera mala o se resfriara. Así que, sin pensarlo mucho, decidimos dar media vuelta y dejar la ruta pendiente para otro momento. ¡Habrá más oportunidades para conquistar el Ibón!


El viaje acabó con nosotros volviendo a Zaragoza derrotados y con un poco de humillación en el cuerpo. Lo que prometía ser una escapada genial resultó ser un caos total.


Aunque este primer viaje fue un desastre logístico y sanitario, no nos ha frenado. Nos demostró que la vida con Mocca es una aventura constante (y un poco impredecible, también).


Lo bueno: ¡Volvimos a viajar con ella, y esta vez, el viaje salió mucho mejor! Pero esa es otra historia, y la contaré en el próximo post…


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Consejos rápidos de supervivencia:

  • Asegura el transporte: La mochila de porteo fue un fiasco; a veces lo barato sale caro. Lo mejor para nosotros, sin duda, es el coche: con el transportín y la camita, Mocca se siente cómoda y segura, y nosotros también.

  • Cuidado con los suplementos: Pregunta siempre por los cargos extra por tu mascota. 15€/noche puede parecer poco, pero al final del viaje… ¡suman!

  • Veterinario en la montaña: paciencia: Si estás en el Pirineo y necesitas atención veterinaria, prepárate para recorrer distancias y tener un poco de paciencia. ¡Y no olvides consultar si hay fiestas locales antes de salir!



¿Y tú, cómo fue tu primer viaje con tu mascota? ¡Queremos escuchar tus anécdotas caóticas!"


 
 
 

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